Las películas de Chaski se hicieron siguiendo similares métodos de trabajos. Ambas fueron responsabilidad de un comité de dirección que se distribuyó las tareas en el rodaje. Stefan Kaspar ofició de director de producción, Alejandro Legaspi (Montevideo, 1948) se encargó de la dirección técnica, el encuadre, los movimientos de cámara, la fotografía y Fernando Espinoza trabajó como director escénico, asumiendo la dirección de actores.
Gregorio (1984) y Juliana (1989), se hicieron siguiendo el mencionado método de trabajo. Ambas fueron responsabilidad de un comité de dirección que se distribuyó las tareas en el rodaje, Stefan Kaspar oficio de director de producción.
El grupo Chaski se dio a conocer con el documental Miss Universo en el Perú, realizado en 1982, el cual contrastaba la frivolidad del concurso de belleza con la depresiva situación social del Perú. El grupo se dedicó a la difusión de obras propias o ajenas, nacionales e internacionales en barrios marginales y el interior del país; pero lo más importante fue que se dedicó también a la producción de cortos y largometrajes propios. Entre los cortos se destacaron Retratos de supervivencia, un grupo de trabajos que logró retratar la forma en que los peruanos sobrevivían a la crisis económica y social en el Perú.
Gregorio y Juliana contaban las peripecias urbanas de un grupo de niños abandonados material y afectivamente, que se ven obligados a sobrevivir con empleos ocasionales, hurtos y otras fechorías típicas de la picaresca del cine peruano. Ambos filmes buscaban despertar la compasión del espectador y al mismo tiempo crear un filmes sociológicos de denuncia social.
Gregorio acuñó una imagen de Lima como un capital abigarrada, ruidosa, contaminada e implacable. La fotografía hizo uso del teleobjetivo y el zoom que producía un efecto de distanciamiento. Siguiendo el análisis del ensayista Ricardo Bedoya, la película mezclaba la más pura ficción con el docudrama en un estilo cercano al más puro neorrealismo.
Juliana, en contraposición con Gregorio, escogió el género del melodrama para contar la historia de una niña que se disfraza de varón para unirse a los pillos de la calle. La conjunción de la picarezca y el melodrama recordaban el universo de Dickens en obras como Oliver Twist. Ambas películas se contraponen, al primera más apegada al realismo documental, la segunda ofreciendo una visión más subjetiva que no excluía la imaginación y la fantasía.
*Texto Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano.
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